sábado, 3 de octubre de 2015

Te soñé, soñé


Me encontré contigo en sueños. Entre esos mundos imaginarios donde sólo los sueños los hacen posibles. Estábamos hablando, aunque yo no podía escuchar nada sabía que era algo importante.
Alguna despedida muda, un adiós que nunca logre escuchar ni decir. Te esfumaste y te volviste parte del viento. Te escurriste entre mis manos como agua y no pude evitarlo.

Hoy soné con viajes espaciales, con la oportunidad de nadar en el espacio. De unirnos de nuevo como un Big Bang, de materia y energía, que se fusiona y crea. Éramos el inicio de todo, de la vida misma, del universo mismo, como tiempo y espacio. 

viernes, 28 de agosto de 2015

Quiero

Quiero acariciarte el alma.
Llenarte de besos el corazón.
Quiero nadar entre las olas
de tus pasiones locas.
Cantarte al oído
esas canciones de amor.

lunes, 24 de agosto de 2015

eclipse

Nos encontramos en su habitación. Aquella de paredes blancas y altos techos. De pequeñas ventanas y muchos objetos. La luz de luna entra y mi piel se empapa de ella. Y él me toca. Me besa la espalda y me susurra palabras de amor que se tatúan en mi corazón, en medio de un océano de sábanas claras.
Y las horas han pasado y el alba se asoma. El cielo es azul y rosa. Naranja y rojo. Morado y amarillo. Nos besamos los labios y nos envolvemos. Sentimos el calor del otro y decimos te amo hasta tocar de nuevo la tierra de ensueño. Y somos felices una vez más porque estamos juntos, porque al despertar no lo hacemos solos, porque nos miramos los ojos, nos besamos y volvemos a ser un eclipse.

¿podrás?

Dime, ¿serás capaz de olvidarme? De mandarme a ese baúl empolvado, ahí donde los sueños mueren de hambre.
Dime, ¿olvidarás el primer roce de labios? Ese dado en noche sin luna, sin moros en la costa.
¿Podrás olvidar los besos fugaces, las caminatas sin rumbo, los poemas escritos por más que simpatía?
Dime, ¿Quemarás tus memorias? Todas aquellas en las que yo estoy. Las fotos, las cartas, nuestros recuerdos como amantes.

lo recuerdo

Silencio.
Silencio en las calles, en las casas.
Silencio entre miradas.
.
.
.
Recuerdo su mirada. Ese par de ojos obscuros que no decían nada. Estaban ojerosos, entre caídos como si aguantará el sueño y opacos. Era como ver los ojos de un muerto. Un ser decadente que no veía a ninguna parte, sólo un punto perdido en el espacio, un punto que no existía más que para él.

miradas

Quiero verme a través de tus pupilas. 
A través de las mías. 
Ver ese reflejo nunca antes visto
de nuestras almas fundidas.

Muerte

Siento la muerte tan cercana. Siento su abrazo, la caricia de sus manos sobre mi corazón que late lento. Me arrebata el aliento en cuanto veo su cuerpo, pequeño y frágil como de cristal. Su piel traslucida, blanca como algodón. Sus grandes ojos, negros, profundamente negros. Dos canicas de ónix que reflejan todo.

Perfecto

Perfecto.
Eres perfecto amor, créeme por favor. No puedo mentirte y bien lo sabes tú.
Algunos dicen que la perfección no existe, que no se puede alcanzar, porque nadie sabe lo que es serlo; pero tú, amor mío, lo eres aun con la frialdad y locura que a veces te rodea.
Amo todo de ti. Tu sonrisa y la suavidad aterciopelada de tu voz y tu piel. Las risas que escapan de aquellos labios de miel que me tientan a probarlos, a besarlos para deleitarme de tal sublime dulzura que ninguna fruta o caramelo podría remplazar.
Amo tus caricias, tus modos, tus palabras. Tus te amo, tus bromas y jugueteos aunque me hagan enojar levemente. Un enojo que se lo lleva el viento, para traer consigo la ternura y las risas. Risas amorosas de dos enamorados.
¡Oh cariño mío!, en verdad eres perfecto. Con tu cuerpo creado por la misma Afrodita que me hechiza, pero no más que esa mirada tuya. Clara y penetrante como el agua, llena de emociones y deseos que yo deseo cumplir. Desde el más prohibido al más dulce e infantil. Déjeme volverte mi pequeño caprichoso.
Porque aun con caprichos yo te amo, aun con la frialdad que tú odias tanto yo te aprecio. Porque yo sé que en ti está la calidez del fuego fausto que yo adoro tanto que me abraza y me calienta incluso en el invierno más helado.
Eres perfecto para mí, yo lo sé, porque lo siento en el fondo de mí ser. Tú eres aquel que me complementa, que me fortalece. Que me hace infinita. Y no solo a mí. Nos hace infinitos, como el amor que nos rodea.
I
Somos amantes. De aquellos que se reúnen en las noches, que se miran a escondidas. Que los asecha la pasión y un amor naciente de lo prohibido.
Somos amantes. De esos que se aman sin decir palabras. Donde los ojos dicen todo, silenciosamente en un lenguaje que no se escucha. Que no se dice. Si, somos de esos amantes que se enamoran, prohibidamente, acechados por el miedo de ser descubiertos.

II
Nos enamoramos. Sin desearlo, sin esperarlo. Sólo fuimos acechados por el, después de varias lunas pasadas. Antes de los besos robados, después de miradas dedicadas en silencios.
Nos enamoramos, con caricias, con pasiones. Nos enamoramos, cuando nunca lo deseamos. Cuando sólo pensamos en lo pasajero que sería esto. Cuando una noche se volvieron dos, y dos, treinta y cinco.

III
Intentamos cometer suicidio, cuando nos separamos. Cuando quisimos ocultar la verdad del corazón. Nos mentimos y las lunas del cielo se apagaron y el sol se escondió, entre nubes, entre noches sin brillo.
Intentamos cometer suicidio, pero aquí estamos de nuevo, con amor acumulado por semanas, desahogándolo con palabras jamás dichas más allá de miradas, recuperando todo aquello y más de lo que creíamos perdido.

Vacío

Vacío.
Nos quedamos en silencio. Yo aquí, tu allá. Mis lágrimas están contenidas, no puedo hablar. Simplemente siento ahí, justo ahí en mi garganta un preciso nudo que me ahoga tortuosamente en tu plena afonía.
Oh, me estas matando. Tan lentamente que me duele. Tan lentamente, tan sigilosamente que me dejas sin aire para respirar y agua para llorar en completo mutismo.

Adiós

Antes de decir adiós, tengamos un último intercambio de miradas, de esas en las que nos decimos todo, en un lenguaje que sólo tú y yo, amor mío, podemos entender. 
Antes de decir adiós, rodea mi cuerpo y estréchame en tus brazos. Déjame sentir el latir de tu corazón al unísono con el mío. 
Antes de decir adiós, besa mis labios, no de una forma fugaz, no, bésame de una manera lenta, lenta y dulce, hasta que se nos acabe el aire.

Océano

Océano profundo, océano negro. Océano brillante 
Donde las estrellas fugaces viajan hacia adelante, 
Hacía atrás. Sin tiempo y sin rumbo,
En la rivera nocturna de tus ojos de Luna.

Charcos

Brinco sobre los charcos 
Y desparramo luz de luna sobre la banqueta
Ilumino las calles con pequeñas estrellas, 
Y las atrapo en un frasco de cristal como si fueran luciérnagas.

sábado, 22 de agosto de 2015

Un amor

Empezamos y terminamos demasiado pronto. Fuimos de esos amores espontáneos. De esos a primera vista. Esos amores efímeros que llegan pronto y del mismo modo se van.

Fuimos de esos amantes que se aman profundamente y pueden convertir versos en universos fantásticos. Si, fuimos de ese tipo de amantes. Románticos y espontáneos, sin planes y sin mapas. Sin tiempo y sin espacio para algo más que amor. 


¡Que dulces y cálidos ayeres! Donde un beso te elevaba al cielo y una mirada lo decía todo. Si, donde las cartas no eran más que confesiones cariñosas, de amor y desespero por volvernos a encontrar.

Luna

Dulce blancura.
Suave deleite.
Efímero sentir.

Luna que navega en barquitos de papel
y descansa escondida entre sabanas nube
en el firmamento nocturno.

Admiras con tu infinito mirar la Tierra,
y yo te miro a ti desde mi ventana,
con palabras de amor escondido.

Blancura que cura los corazones rotos,
los amores perdidos.

Luz de luna que ilumina el alma
y es testigo de actos de amor incontables.
De besos espontáneos, de complicidad entre miradas.

Luna que me sonríe desde la rivera nocturna, 
déjame descansar en tus cráteres, y descubrir en ellos

lo que es amar.